Ultimando planes

miércoles, 29 de abril de 2009

Nueve de la mañana, el sol pegaba contra la fachada del bar, en su interior, sudoroso e intranquilo debido a los nervios, se encontraba Karl. Aquella no era la primera vez que Karl se reunía con el Sr. Stroud, pero se sentía más temeroso que nunca, esto tenía una buena explicación, el golpe estaba cerca, después de muchos meses trazando y ultimando el plan al fin se iba a llevar a cabo y él no estaba muy convencido.

Karl llegó quince minutos antes de la hora acordada, se sentó en una mesa situada en una de las esquinas del bar, al lado de la puerta de los baños. Intentando aparentar tranquilidad pidió un café y una ensaimada para hacer tiempo mientras su cómplice no llegaba. Las gotas de sudor le caían por la frente y la pierna empezó a temblarle como si fuera un taladro. Miraba el reloj cada dos minutos esperando que fuera la hora, en el fondo con la esperanza de que Stroud no apareciera y poder librase de aquello sin parecer un cobarde.

Con una puntualidad solo característica de él, Stroud apareció por la puerta, llevaba un sobrero que le tapaba la calva y un maletín negro, Karl se puso aun más nervioso – dios mío parece un gánster-. La apariencia de su amigo no le terminaba de convencer del todo, creía que eso atraería las miradas de la gente.

Nada más sentarse Stroud y antes de que este pudiera mediar palabra Karl se le adelantó -¿Qué haces así vestido? Hueles a conspiración.

-Tranquilo, me hacía ilusión, no pasa nada.- sus palabras parecían tener toda la serenidad que le faltaba a Karl.

-¿Cómo que no? La gente se preguntará por tu aspecto.

-La gente tienes cosas mejores que hacer que fijarse en mi- Stroud puso el maletín encima de la mesa, lo abrió y sacó unos papeles de dentro.- Ahora cállate y escucha.

-Pero no seas tan descarado.- le interrumpió Karl.-La gente nos puede ver.

-Te he dicho que te tranquilices.- usó un tono amenazante y lo miró con frialdad.- Hemos quedado a las 2:00 en el punto marcado con la equis, allí Sam nos recogerá y nos llevará al lago, es muy importante que lleves los planos, no los olvides.

-¿Y no podría dártelos y quedarme yo en casa?- esperaba que la respuesta fuera sí.

-Te necesitamos por si surge alguna complicación, tú conoces las salidas y entradas, si tenemos que salir por piernas tus serás nuestro guía.

-Oh dios mío. Pensaba que no tendría que ir yo, yo no valgo para eso, soy un cobarde, de verdad.- el tono de Karl rozaba el llanto y la súplica.

-Pues ya ves que no.

Karl giró la vista, a pocos metros el camarero los miraba fijamente.

-Hey, creo que el camarero sospecha algo.

-¿Qué va a sospechar el camarero?

-Fíjate en cómo nos mira.

Stroud giró disimuladamente la cabeza, miró al camarero y se giró de nuevo hacia Karl.

-Es chino imbécil.

-Am.

-Recuerda la hora, el sitio y los planos, no llegues tarde y sobre todo no le cuentes a nadie nade de esto.- Stroud se levantó, cogió el maletín y se marchó dejando los papeles sobre la mesa.

Karl cogió la información, dobló los folios varias veces y se los metió en el bolsillo trasero del pantalón. A la hora de pagar, miró con recelo al camarero y luego se marchó maldiciendo el momento en que decidió meterse en aquel embrollo.

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He colgado una encuesta, os invito a que participéis en ella, cuando esta finalice intentaré colgar uno o varios posts del género que gane.